martes, 20 de octubre de 2009

Soy latinoamericana¿me regala una taza de azúcar?


Soy ciudadano del planeta tierra, canción de Makiza grupo chileno y utopía de muchos ciudadanos, para cuando las fronteras nos sean evidentes ni segregantes, como cuando indígenas cruzaban estos límites abrumantes sin medida, con respeto y tolerancia.Hoy planteado y visto en la huida de miles de latinoamericanos que escapan y se alojan bajo el manto de países que supuestamente se encuentran en estado de evolución.
Chile no se queda atrás con esta afirmación, es evidente la inmigración en nuestra patria, cuando tan solo al caminar por Santiago , peruanos, bolivianos, brasileños,ecuatorianos , pintan y cubren calles, callejones y tristemente cités.
En nuestra cultura, el gobierno es realmente ineficiente en esta materia, permitiendo que SERES HUMANOS vivan hacinados en lugares insalubres,en donde los derechos son pisoteados y aniquilados.Sin bien la pobreza en Chile también debe ser tema trascendental, el punto de la sobrepoblación en estos lugaares produce que el problema que se acrecente y retroceda la supuesta evolución y el camino aún ripiado hacia el desarrollo, no existe en realidad política justa y a la medida del problema.
Sin dudas no somos para nada, ni amigables, tolerantes, en fin no recibimos cons brazos abiertos a ningún extranjero, en especial cuando el color de su piel sea más oscura o tenga el pelo extremadamente liso o crespo.
Como al joven haitiana que conocí, la cual se encontraba realizando un postgrado en nuestra región, dueña de un espíritu aguerrido, saciado e fortaleza y esperanza, que sólo con éstas pudo superara la inumerable cantidad de desprecio, discriminación e intolerancia que recibió en Chile en "donde quieren al amigo cuando es forastero" ,asimismo no puedo dejar de mencionar esas miles de empleadas domésticas extranjeras que trabajan bajo un sueldo ínfimo y despreciable porque nuestra"globalizada" cultura se aprovecha de las necesidades de un pueblo vecino.
Quizá nuestros originario sí podían poseer el privilegio de conectarse con otros pueblos hermanos, porque todos contenían las mismas riquezas o tal vez la igualdad de condiciones era más significativa y latente que la triste realidad en que nos desenvolvemos, cuando las diferencias se crean con los procederes y no los define la tez, el cabello, el lenguaje.
La globalización en al que estamos sometidos nos enseña a diario que la segrtegación, discriminación es el camino para abrirse paso en un mercado de posibilidades, libre de políticas y leyes que protejan, garanticen el desarrollo del emprendimiento y la fortaleza comunal.




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